Sobre la comunicación y teorías del signo, preparando un análisis musical en contextos histórico-sociales.

Sobre la comunicación y teorías del signo, preparando un análisis musical en contextos histórico-sociales.

Historia de la Música I IMMA, 6 de Abril de 2017
Prof.: Juan Sebastián Garófalo

1 Introducción
Este tipo de acercamiento, del fenómeno musical a ideas aplicadas al análisis del signo y al proceso de comunicación, tiene como objetivo el ser útil en un análisis musical con contextualización espacio-temporal.
La música puede presentarse como lenguaje, por sus estructuras y sistemas, además de numerosos usos metafóricos que lo comparan con las lenguas. Sin embargo, no tiene como fin el transmitir un mensaje lingüístico ni ser otro modo de expresión para la literatura, por ejemplo. Charles W. Morris dice al respecto en su libro ‘Fundamentos de la teoría de los signos’ (pág. 36, Editorial Paidós; Buenos Aires)
‘(…) Lo que hemos dicho hasta el momento puede aplicarse a todos los signos, simples o complejos. Por tanto, es también aplicable a los lenguajes en tanto que éstos constituyen un tipo particular de sistema sígnico. El término «lenguaje», como la mayoría de términos que tienen que ver con signos, es ambiguo, puesto que su caracterización puede hacerse en función de diferentes dimensiones. Así, el formalista tenderá a considerar cualquier sistema axiomático como un lenguaje, sin preocuparse de si existe algo que aquél denote, o sin considerar si el sistema se usa realmente por algún grupo de intérpretes; (…)’
El fenómeno musical se expresa en el mundo físico y comparte el medio con las lenguas. A su vez, la música va más allá de las alturas y sonidos vocales que tiene en común con el hablar, y se hace Arte con los mismos materiales. El controlar los sonidos generados con otras fuentes se transformó en instrumentos musicales, e incluso, puede llegar a manipular los sonidos de la naturaleza a través de grabaciones sonoras.
La música fue más allá del habla, sin embargo, ambas comparten varios elementos en común. Pero además de todo ello en común y aquello que les diferencia, aquí se propondrá seguir (para el análisis musical en su contexto histórico) esquemas desarrollados para el análisis lingüístico y semiótico. Morris en la anterior cita nos autoriza el hacer esta transposición analítica.

2.1 Ideas sobre Arte y Comunicación: reflexiones para abordar al fenómeno musical como Arte en relación a modelos de comunicación y semiosis
Antes de empezar a ‘navegar’ por los sistemas teóricos que nos podrían permitir analizar el fenómeno musical, citaremos varios autores que hablan del Arte, y lo relacionan con las teorías que vamos a desarrollar posteriormente.
Si no son comprensibles éstos conceptos en ningún aspecto, se recomienda modificar el orden de lectura y saltar al apartado 2.2 para luego volver aquí.

- Una de las metodologías para el análisis del arte, especialmente explotada en las décadas de los sesenta y setenta, es la que argumenta el arte como lenguaje o acto de comunicación.

- La Lingüística aparece como ciencia piloto, modelo a partir del cual los signos no lingüísticos pueden ser estudiados por procedimientos extrapolados de la Lingüística.

- El signo artístico está cargado de ambigüedad y es capaz de desarrollar su propia semántica.

- La propia ambigüedad del signo artístico, su carácter más significativo que comunicativo, impide un tránsito fácil del significante al significado.

- Arte y Lenguaje no pueden ser equivalentes.

- La obra de arte no es llanamente traducible a un enunciado verbal, no hace referencia a algo preexistente de manera exclusiva sino que, ante todo, habla de y en su propia presencia.

- La obra de arte es, en todo caso, un signo en sí misma y no un vehículo de signos.

- La obra de arte es, en primera instancia, un significante. (Esto es precisamente lo que la distingue de un objeto natural).

- La obra como totalidad estructural se explica por sí misma, de manera autosuficiente, como testimonio de la relación que su autor mantiene con la realidad.

- Jan Mukarovský refuerza la semejanza entre el signo lingüístico y el signo artístico, pues en la experiencia estética la obra de arte puede convertirse en intermediaria entre dos interlocutores. Entendido de este modo el papel de intermediario de la obra de arte, la historia de los espectadores y la historia del arte se determinan entre sí.

- Umberto Eco va a intentar vertebrar la semiótica como metodología para el análisis del arte en un doble sentido: -Como semiótica de la comunicación encargada de formular una teoría de la producción de signos. -Como semiótica de la significación concentrada en una teoría los códigos.

- En sus obras ‘Obra abierta’ (1962) y ‘Lector in fabula’ (1979), Eco, retomando uno de los componentes del signo en Peirce, subraya el protagonismo del espectador como activador de sentido ante la obra de arte.

- Eco advierte que el rasgo más característico del lenguaje artístico es la “asemiosis” o la “semiosis” limitada; es decir, que no existe una relación unívoca entre la obra y sus contenidos sino que se precisa una acentuación del componente interpretativo.

- En ‘Elements de semiologie’ (1964) Rolan Barthes considera que toda imagen es ideológica porque toda estructura semiótica es una escritura de poder.

- Las reflexiones de Roland Barthes sobre la imagen se pueden expresar a través de una filosofía con un mensaje doble: las palabras escritas son objetos materiales y las imágenes visuales son a su vez una forma de escritura, son inscripciones de inteligibilidad grabadas en el espacio del mundo.

- Jakques Derrida en ‘La verité en peinture’ (1978) se muestra contario a la validez del concepto de signo como portador de significado y se manifiesta en contra de un tradicional “logocentrismo”. Señala la incapacidad del lenguaje, por su significado efímero e inestable, para transmitir el tipo de significados usualmente adscritos a las narraciones históricas y propone la deconstrucción de todo texto historiográfico y artístico, como productos construidos en un tiempo y en un lugar y en función de determinados intereses.

Citamos hasta aquí en numerosas veces a un documento online para atravesar rápidamente varios conceptos que nos enriquezcan respecto a las ideas sobre teoría del Arte (https://ocw.uma.es/humanidades/teoria-del-arte/material-de-clase-1/presentaciones-harte/ocw_presentacio_n_tema_12.pdf)
A continuación, tomamos citas de otro espacios online (http://comunicacionparaadultos.blogspot.com.ar/2011/06/semiotizame-en-la-banera.html) :

- Eliseo Verón, retoma el análisis peirceano y trabajando con conceptos de otros autores europeos, caracteriza el proceso de producción de sentido enfatizando a la circulación del sentido inscribiéndose en el marco de la las Teoría de los Discursos Sociales.
- Verón entiende discurso como “una configuración espacio-temporal de sentido”, siempre en relación a otros discursos (…) idea del discurso como condición necesaria de la producción de sentido”.
- La semiosis social es un proceso social de producción de sentido, su relación con otros discursos recibe el nombre operaciones.
                En conclusión, señalamos que existe un fundamentado marco teórico que nos autoriza a intentar aplicar modelos diseñados para el análisis de la comunicación y el proceso semiótico a nuestro ámbito de interés, es decir, al análisis del fenómeno musical en contextos socio-históricos.

2.2 Navegando por sistemas teóricos que nos podrían permitir analizar el fenómeno musical: Jakobson, Pierce y Morris.

En un principio, repasaremos simplificadamente el esquema de un proceso comunicativo según Roman Jakobson. Cito a la página web https://alexaestefania.wordpress.com/modelo-de-la-comunicacion-jakobson/  para presentar tal modelo:
Modelo de la Comunicación – Jakobson
Así funciona el lenguaje: Las funciones del lenguaje según Roman Jakobson 


 El emisor Corresponde al que emite el mensaje .
 El receptor recibe el mensaje, es el destinatario.
 El mensaje es la experiencia que se recibe y transmite con la comunicación.

Pero para que el mensaje llegue del emisor al receptor se necesita además de :
El código lingüístico que consiste en “un conjunto organizado de unidades y
reglas de combinación propias de cada lengua natural”.
 Y por último el canal, que permite establecer y mantener la comunicación entre
 emisor y receptor.
Este modelo permite establecer seis funciones esenciales del lenguaje inherentes
a todo proceso de comunicación lingüística y relacionadas directamente con los
seis factores mencionadas en el modelo anterior.
Por lo tanto las funciones del lenguaje son la emotiva, conativa, referencial,
metalingüística, fática y poética.
1.- Función emotiva: Esta función está centrada en el emisor quien pone de
manifiesto emociones, sentimientos, estados de ánimo, etc.
(…) 6.- Función poética: Esta función se centra en el mensaje. Se pone en manifiesto cuando la construcción lingüística elegida intenta producir un efecto especial en el destinatario: goce, emoción, entusiasmo, etc.
(Fin de la cita)

Introduciéndonos en este tipo de esquemas que representan un proceso de comunicación, intentaremos analizar un fenómeno musical, por ejemplo, indicando a un emisor, un mensaje y un receptor propios de su ámbito:
músico al pianofenómeno físico del sonido en un auditoriopúblico, en un contexto histórico-social.
Otro ejemplo:     compositorpartituraestudiante de la obra.
A continuación, el estudiante se transforma en pianista en un auditorio para un público.  

De acuerdo a las previas reflexiones sobre el fenómeno sonoro (ver http://sebastianhacemusica.blogspot.com.ar/2017/04/seis-citas-del-libro-de-danielbarenboim.html), cabe resaltar que la partitura es un proceso de comunicación lingüística, ‘musical pero sin ser música’, donde se puede identificar el canal y el código e incluso el contexto en donde se realiza tal proceso comunicativo.
En este esquema sencillo, se pueden aplicar relaciones más complejas, como por ejemplo al identificar a un compositor-emisor como generador del mensaje sonoro al ser a su vez quién lo canta, llegando a su público en forma directa. Es decir, vemos que es útil a diversas situaciones reales del fenómeno musical.
Sin embargo, el presente esquema ha sido diseñado para representar la comunicación lingüística, y considera al ‘código’ como un elemento fundamental en el hecho de que el mensaje emitido sea decodificado, es decir, sea efectivo y percibido. En relación a esto, debemos señalar que en música el decodificar un mensaje sonoro a nivel lingüístico-musical es más propio del trabajo de un estudiante, o profesional, que del objetivo artístico que persigue la obra: ‘conmover al receptor’, por ejemplo. Para ello, no es necesario manejar un código específico para decodificarlo, pues debería alcanzar con una natural facultad para percibir los estímulos. A su vez, aquí estamos dando por hecho que la intención del compositor de la obra era ‘conmover’ al receptor. Sin dudas, según el contexto histórico-social, la función social de la música ha ido variando, no ha sido siempre la misma.

Es decir, éste modelo no nos resulta dinámico. Especialmente, porque en la música podríamos tener incluso diferentes escenarios socio-históricos en cada elemento de la cadena comunicacional. Por ejemplo, una composición del siglo XV d. C., interpretada y registrada en una grabación en la década del 60 del s. XX, fue escuchada por mí tumbado en el sofá de mi casa el día de ayer.

A modo introductorio hemos puesto al modelo de comunicación de Jakobson para representar situaciones en que se puede realizar un fenómeno musical. Pero ante todas estas salvedades que hemos debido aclarar a raíz de sencillas aplicaciones, propondremos otro esquema teórico para analizar lo que nos compete.

Charles S. Peirce nos presenta una teoría del signo, basada en una lógica fundamentada que pretende explicar todas las estructuras que utilizan signos. Su diseño es dinámico, e incluso se reconoce que pretende explicar con sus esquemas al funcionamiento de relaciones complejas, y sus continuadores han ido readaptando su teoría, ampliándola y sugiriendo su aplicación no sólo en el lenguaje.

Sobre algunas ideas de Peirce que nos interesan, Wikipedia explica:

Desde sus primeros escritos Peirce rechazó tajantemente tanto el dualismo cartesiano como la tesis de Locke de que todo pensamiento era percepción interna de ideas. El ariete de toda su reflexión es la comprensión de la estructura triádica básica que conforma la relación lógica de nuestro conocimiento como un proceso de significación. La función representativa del signo no estriba en su conexión material con el objeto ni en que sea una imagen del objeto, sino en que sea considerado como tal signo por un pensamiento. En esencia, el argumento es que toda síntesis proposicional implica una relación significativa, una semiosis (la acción del signo), en la que se articulan tres elementos:
El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es «algo que está para alguien en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un signo más desarrollado. Ese signo creado es al que llamo interpretante del primer signo. Este signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino sólo en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del representámen» (CP 2.228, c.1897).
El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa.
El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original, causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta. Se trata del elemento distintivo y original en la explicación de la significación por parte de Peirce y juega un papel central en toda interpretación no reduccionista de la actividad comunicativa humana. Este tercer elemento convierte a la relación de significación en una relación triádica —frente a todo dualismo cartesiano o estructuralista post-saussureano—, pues el signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante relaciona el signo y el objeto, y el objeto funda la relación entre el signo y el interpretante.’

Según Peirce, el signo es algo que represente a otro algo, para alguien. El signo es un ‘Representámen’, que representa a un ‘Objeto’ de la realidad (sea material o imaginario) en algún aspecto, para un ‘Interpretante’, es decir alguien en quien se forma un signo equivalente o más desarrollado que el signo original, en la mente de quién lo recibe. A continuación, una imagen que representa en un ‘tripié’ los elementos del signo para Peirce:

Allí se señala que el fenómeno semiótico ocurre en la conexión de estos 3 elementos desarrollados previamente. Si estos elementos no se encuentran, en un espacio-tiempo determinado, no ocurrirá el fenómeno semiótica, no habrá allí sentido.
La imagen precedente y la siguiente también pertenece al sitio https://misapuntesdelinstituto.blogspot.com.ar/2016/08/sexe-n-la-semiotica-sobre-peirce.html , el cual se recomienda visitar para continuar profundizando éstos fenómenos.
Debe señalarse en éste lugar que el ‘Representámen’ genera relaciones en el ‘mundo simbólico’ del ‘Interpretante’. A su vez, éste interpretante modificado por el proceso semiótico anterior, se transforma en un nuevo signo de otra relación semiótica futura. El esquema clásico de la ‘Semiosis Ilimitada’ propuesta por Peirce se representa así:

Al respecto tenemos que atender que en el Arte, el sujeto que ha sido Interpretante podrá ser parte de nuevas tríadas semióticas, en cualquiera de sus posiciones posibles. En música, un Interpretante de una obra musical puede enriquecer su mundo simbólico y expresarse en el futuro de 3 maneras posibles: como objeto poseedor de una idea musical en su mente, con una nueva idea a raíz de la escucha producto de la actividad semiótica última; como Representámen que aprendió una nueva forma de interpretar una partitura y por lo tanto genera música en el ámbito físico de forma novedosa para sí; o como un Interpretante nuevo, más desarrollado que antes.

Charles Morris ha sido un continuador de la lógica de Peirce, aplicando ese modelo del signo a sus áreas de interés. Wikipedia dice sobre él:
‘En 1938 publica Fundamentos de la teoría de los signos. Su interés por dar un estatuto científico a la semiótica, le sumerge en la poesía, la música, la pintura, la danza y el comportamiento vital. (…)
(…) La semiosis es el proceso que permite que algo pueda operar como signo. Con ello, a Morris le interesa determinar cuáles son las condiciones para la existencia del signo.’
Es decir, busca aplicar la teoría de los signos otras áreas además de su especialidad en el campo de la psicología social y el conductivismo. A su vez, abogaba por la unificación metodológica de las diferentes ciencias.
Morris describe al Ser Humano como un animal simbólico.
El signo, o Representámen según la terminología de Peirce, es un ‘Vehículo sígnico’, es decir, una materia-información que funciona como detonante de interpretaciones en un ser Interpretante que lo recibe. A diferencia de los análisis del proceso comunicativo en la lingüística, el concepto de vehículo sígnico es más amplio y permite analizar y considerar como signo a toda materia-información que es puesta en un proceso artístico-comunicacional. Respecto a la alusión del signo a otra cosa, ese objeto que es representado en algún aspecto por el signo, es llamado en la terminología de Morris como ‘Designatum’.

Aquí os acerco unos links más para profundizar el tema de ser necesario:



2.3 Intentando aplicar al fenómeno musical un análisis fundamentado en los modelos de comunicación y sistema semiótico: hacia un análisis musical con contexto espacio-temporal.
A continuación, describiremos a un fenómeno musical desde dentro del diseño del signo triádico, aplicando las terminologías de Peirce y Morris. El diseño del siguiente gráfico es original y realizado por mí:


Consideremos a la idea musical en la mente del compositor. Esa idea, que en la interioridad mental del compositor preparado ‘suena’, será considerada como el ‘Designatum’
Éste designatum será el objeto que moviliza a la existencia a un signo nuevo, pues es su referente
El ‘Representámen’ en nuestro ejemplo será entonces la manifestación en el mundo físico de la idea del compositor, el ‘Vehículo Sígnico’ que llevará a un tercer elemento la expresión del designatum
Aclaremos que el vehículo sígnico no podrá representar todas las características del objeto original, o al menos no puede jamás ser fiel por completo a cómo se ubicaba en la mente del compositor en relación a todas sus demás ideas (que a su vez son signos),  que contiene en su memoria vital completa. 
Es decir, este representámen es un recorte de la idea original, inevitablemente. El vehículo o representámen en este ejemplo será la manifestación física de la idea musical, la música como ‘aire sonoro’
En el otro extremo, mediado por el vehículo sígnico, la música alcanzará la percepción de un ‘Interpretante’
En nuestro diseño, éste será el receptor del discurso musical, quien al ser un sujeto, a su vez contiene otros signos en su mente; éstos le ayudarán a interpretar ese estímulo sonoro a su manera, al relacionarse el representámen con los signos propios del interpretante
Debe resaltarse aquí que, según el conocimiento almacenado en el interpretante, y motivado por una intención de interpretar ese estímulo exterior, pondrá en movimiento un proceso de semiosis que relacionará al vehículo sígnico con sus propios signos y dará como resultado un nuevo signo en su mente, quizás más desarrollado que el representámen que percibió.

3 Conclusiones

Finalmente, dado este análisis del signo y su aplicación al fenómeno musical, se pueden concluir diversas afirmaciones a tener en cuenta, tanto como a preguntas nuevas en relación al contexto histórico-social que pretendemos combinar en éste trabajo.

- El fenómeno musical, como una de las artes, es naturalmente ambivalente en cuestión de sentido.

- Sin embargo, las estructuras presentes en las artes pueden ser comparadas con las del lenguaje; y si bien no comunican un mensaje a ser decodificado a través de un código lingüístico, gozan de otras varias características en común.

- Entonces, las herramientas que han servido al análisis de la comunicación y el lenguaje sirven al análisis de manifestaciones artísticas, sobre todo por las semejanzas, como que la obra media entre un receptor y un emisor.

- A la vez, el modelo semiótico permite ver al signo en procesos dinámicos, que es fundamental para interpretar obras artísticas, las cuales poseen múltiples significaciones.

                Con respecto a la dinámica de la teoría de los signos aquí tratada, deberemos ahondar en que cada uno de los elementos de la tríada semiótica están inmersos en su contexto histórico social. Recordemos que tanto el Designatum como el Interpretante pueden ser, en nuestra propuesta, mentes que, a la vez de conectarse a través del Representámen-Fenómeno Musical, compartiendo o nó conocimientos; se multiplican así al infinito las posibles interpretaciones que se puedan hacer del signo. Ésos conocimientos, por no decir signos mentales, responden a una respuesta semiótico al mundo que lo rodea. Para graficar esta idea, utilizaré unos ejemplos basados en frases trilladas: ‘Un compositor es hijo de su época’; ‘¡Todo lo que hubiera podido hacer Mozart en la actualidad con tantos sintetizadores!’; ‘Antes se escuchaba más música clásica’.
                Ciertamente, los objetos de la realidad (e incluso las ideas predominantes) de una época en una determinada sociedad, generarán signos en la mente de sus protagonistas. Y éstos crearán, de acuerdo a lo que su mente pueda manipular, nuevas ideas y nuevo arte.
                Estudiar la Historia de la Música es alimentar nuestro bagaje cultural para así crear, interpretar y escuchar música, como verdaderos especialistas. Las interpretaciones de un especialista en música no deben ser las mismas que las de un lego, aunque ejercitemos diariamente nuestro instrumento. Se trata al fin de poner en funcionamiento a través de la atención y el pensamiento nuestro entero bagaje de conocimientos cada vez que nos relacionamos con el fenómeno musical. A su vez, debemos perseguir el objetivo de hacer una correcta interpretación musical, a pesar de la multiplicidad de significados que una obra puede generar. Finalmente, una estatua de mármol hecha en el siglo XIX es la misma obra hoy y ayer. Nosotros, como músicos, recreamos la obra cada vez que la hacemos sonar.


                Próximamente, presentaré el esquema aquí diseñado, con un mayor desarrollo, para ponerlo a disposición de los estudiantes y empezar a aplicarlo en diferentes escenarios de experiencia musical a través de la historia. 

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