‘La música en el mundo antiguo’: comentarios sobre la primera parte del libro de C. Sachs, y teorías varias sobre el origen de la música.

‘La música en el mundo antiguo’: comentarios sobre la primera parte del libro de C. Sachs, y teorías varias sobre el origen de la música.
Apuntes de la 2a Clase de Historia de la Música I 2017, IMMA.




Ya en el prefacio de su libro ‘La música en el mundo antiguo’, Curt Sachs expresa de forma poética pero tajante la imposibilidad de recuperar la música de la Antigüedad; pero en seguida nos reanima a la exploración a través de la idea de visualizar la lucha de la música por sobrevivir y expandirse contra los límites propios del contexto espacio-temporal circundante:
“ Los restos del mundo antiguo visibles en Oriente y Occidente, se imponen a nuestra imaginación más profundamente que otros testimonios de la antigüedad –exceptuando la Biblia. Nuestras visiones contemplan pirámides que emergen de las amarillas arenas, líneas fantásticas de pagodas y templos budistas, y de animados pórticos de templos griegos y romanos bajo un cielo pleno de sol. Pero son visiones mudas.
No podemos escuchar a los músicos de la corte del Faraón, tan vivamente ilustrados sobre los muros interiores de tumbas y pirámides; ni sabemos como tocaban la piedra sonora y como pellizcaban el Ch`in y el Shê en la antigua China, de modo que los antepasados “vinieran a visitar”; ni podemos escuchar el canto de los jóvenes que salían al Partenón para los sacrificios y cultos.
La música, inmaterial y efímera, casi nunca fue fijada en la antigüedad; las pocas notaciones que han perdurado solamente dan una pálida idea de su vida sonora.
La música del mundo antiguo ha desaparecido. Pero una experiencia puede ser revivida: la historia de la lucha titánica del hombre para crear música no obstante los límites impuestos por una sociedad primitiva, para establecer firmemente sus leyes en la naturaleza y para darle una fuerza y eficacia que permita expresar todo lo que el hombre siente: desesperación y gloria, amor, temor y esperanza.”

Ante tal desafío, Sachs presenta las teorías sobre el origen de la música conocidas hasta entonces, las cuales explica y critica brevemente:
“La ciencia todavía no ha disipado la niebla a través de la cual las edades más antiguas vieron a las sombras vagas de dioses y héroes “inventar” la música en un supremo acto creativo.
Grupos de filósofos, de psicólogos y de científicos en los últimos dos siglos han tratado de alcanzar la verdad, sin siquiera lograr delinear una sola teoría aceptable, un solo hecho seguro. “Imitaciones de los animales”, he aquí uno de los resultados de tales indagaciones. Es cierto que algunas aves cantan pero no por esto tendríamos la suerte de verlos clasificados por los zoólogos como antepasados del hombre. Los mamíferos, sus estrechos parientes, gimen y silban, gritan y rugen; el simio, su pariente más próximo, gruñe y tose, no existe un ser que cante, entre aquellos cercanos a la especie humana.
En una más profunda introspección de la naturaleza, Charles Darwin intentó incluir la música en el proceso de unión y seducción de los dos sexos; pero fue fácilmente objetado por cuantos hicieron notar la insignificante parte que el desarrollo entre los sexos ha tenido en los primeros cantos de la humanidad. Y cuando Karl Bücher en su famosa obra Arbeit und Rhythmus (editada por primera vez en 1896) señaló a la música como un medio para facilitar el trabajo en común, la crítica fue justamente a objetar que el trabajo en común conducido rítmicamente nunca existió en las más antiguas sociedades humanas.
Una tercera posición ha tenido mayor y más duradera difusión: la música derivaría del lenguaje hablado, representaría una forma de locución más intensa. Los filósofos que han desarrollado esta teoría –Jean Jacques Rousseau en Francia, Herbert Spencer en Inglaterra y muchos más en otros países – y los músicos, desde los maestros italianos del stile rappresentativo e recitativo del ‘600 hasta Richard Wagner, se adhirieron con gran entusiasmo.
Sería inútil referir y analizar el centenar de opiniones a favor y en contra 1. Pero su falsedad es puesta en evidencia por dos supuestos errores. En primer lugar se da por hecho que la compleja realidad que es la música tuvo un solo origen, cosa que por sí misma es extremadamente improbable. La música, generada del impulso motriz del cuerpo, de las vagas imágenes de la mente, de nuestras emociones en toda su extensión y profundidad, impide cualquier tentativo de reducción a una simple fórmula.
Con las herramientas de la musicología comparada que maneja, desde aquí ya se puede ver el interés de Sachs en aspectos del estudio de las músicas en civilizaciones primitivas, acercándose de a poco a una visión más etnológica del asunto. Sin duda se trata de una búsqueda dirigida a encontrar pruebas científicamente más concluyentes, alejándose de meras especulaciones filosóficas:
“Por más lejos que se remonte a la vida de la humanidad, no se alcanza a llegar al momento del nacimiento de la música. Incluso los grupos humanos más atrasados se hallan con sus manifestaciones musicales, ya lejos de sus primeras tentativas. (…)
(…) Ya que no nos es posible reconstruir el verdadero origen de la música, debemos dirigirnos al nivel más antiguo y embrional que es posible concretar. Ningún prejuicio y ninguna razón ‘posible’ nos llevará a acercarnos más; la única hipótesis eficiente y admisible es que la música más antigua se debe hallar entre los pueblos más salvajes, en relación con sus lenguas que se han perdido y que han sido sustituidas por aquellas más avanzadas de los vecinos más civilizados.(…)
(…) “Los pueblos más atrasados” no es una expresión del todo correcta. Sabemos bien que entre las razas que hoy viven no hay grupos humanos de los cuales no se deba suponer un precedente e inferior nivel de evolución. Sin embargo algunos de estos grupos representan una etapa de desarrollo social que podemos calificar como mínimo –especialmente los que viven en aéreas abiertas sin un abrigo excepto el de una caverna o un refugio construido de prisa. Por cuanto concierne a la música, estos pueblos cantan pero no tienen instrumentos propios.
La música tuvo su inicio con el canto.
Por cuanto rudimentario pueda ser, este canto permea toda la vida del hombre primitivo. Comunica su poesía, divierte en el reposo y en las ocupaciones pacíficas, exalta y relaja; conduce a un trance hipnótico a aquellos que curan las enfermedades y luchan por el éxito y la vida en un mágico hechizo, aviva los músculos de los danzantes cuando están por rendirse, embriaga a los combatientes y lleva a las mujeres al éxtasis. (…)”
Antes del último párrafo aquí previamente transcripto, concluye que la música tuvo si inicio con el canto, basándose en lo observado en las comunidades aisladas de la actualidad que presentan un mínimo desarrollo social y han tenido un ínfimo contacto con otras sociedades. Al respecto, Sachs reflexiona que:
(…) Todos los grupos, pueblos y razas del mundo, han vivido en constante relación desde los inicios de la historia; se han encontrado por medio del matrimonio, el comercio, la guerra. En este proceso de cambios y fusiones se dejan de lado algunas armas, instrumentos y objetos propios, para adoptar los nuevos y mejores. Sin embargo se mantienen los antiguos cantos, ya que el canto, expresión del alma humana y del impulso motriz, tiene poco que ver con la mutable extensión de la vida, ni con la lucha por la existencia. Esto es porque la música es uno de los elementos más constantes en la evolución de la humanidad. Tan constantes que estirpes de un nivel cultural relativamente alto –como por ejemplo Polinesia y Micronesia, y muchos grupos de campesinos europeos – conservan estilos musicales de naturaleza sorprendentemente arcaica; sin duda los más arcaicos que se conocen. Por lo tanto, la cultura general de un pueblo no puede juzgarse por la música. Pero puede esperarse que la música de los pueblos más atrasados haya mantenido un nivel evolutivo muy antiguo sin interferencia de culturas más avanzadas. (…)”
                Sobre las técnicas metodológicas de la musicología, nuestro autor describe y reflexiona en el contexto de su objetivo de investigación:
"(...) La transcripción de melodías exóticas por medio de notas y líneas occidentales es engañosa, al menos en el sentido psicológico. Porque considera como inmutable nuestro sistema musical e indica con signos especiales lo que no le pertenece, presentándolos como si fueran desviaciones. Por lo que el lector cae víctima del preconcepto de que las escalas exóticas se escapan de una norma absoluta. Este es el peligro.
Las documentaciones de los estudiosos de música primitiva y oriental fueron integradas, en 1890, al sistema centesimal de Alexander J. Ellis.
Este sistema no ha alterado la definición de cada nota individual como resultado de cierto número de vibraciones por segundo: La = 220 v., La’ = 440 v., se preocupa solamente de definir las distancias que existen entre las notas en cuestión. El método precedente ignoraba el concepto de distancia. (...)
(...) El fonógrafo y el sistema Ellis han dado una nueva posibilidad a las disciplinas musicales. El nombre alemán, Vergleichende Musikwissenschaft, ha sido traducido en “musicología comparada” y de esta forma se ha difundido en los países anglosajones. Pero es un término inapropiado y equívoco. Aunque la historia de la música compara los estilos de varias naciones, de varias épocas y personalidades; ninguna ciencia, en efecto, puede prescindir de los métodos comparativos. (...)”
Continúo con el texto de Sachs:
“(...) y los pueblos salvajes de todo el mundo usan todavía instrumentos que son del mismo tipo que aquellos que han sido extraídos de las excavaciones de las tumbas de nuestros antepasados neolíticos.
El Oriente ha mantenido con vida varios géneros de melodía que la Europa Medieval extinguió, sofocada por la estrechez del sistema armónico, mientras en el Medio Oriente suenan todavía los instrumentos que introdujo en Occidente hace un milenio.
La parte de la musicología que concierne los orígenes y a Oriente se identifica con la parte inicial de la historia de nuestra música. (...)

Si bien Sachs inicia este texto hablando de la imposibilidad de encontrar el origen de la música, a lo largo de los capítulos de ésta primer parte del libro, argumentado en base a investigaciones musicológicas, que la música se origina con el canto:
“(…) La vida primitiva lleva un camino casi uniforme; no obstante, todas las diferencias de temperamento, de carácter, de inteligencia, cada acto, tanto práctico como artístico, viene condicionado por los miembros de la tribu, como el acto de un animal está condicionado por los de sus semejantes. La música primitiva no representa un lenguaje personal, expresiones individuales de los maestros. Aunque expresa lo que cada uno está en calidad de expresar; canta la vida entera de la tribu; sus aspiraciones y las aspiraciones colectivas. (…)
(…) El canto en las civilizaciones antiguas no tiene una existencia propia, independiente de las palabras, por cuan insignificantes puedan ser; ni puede haber poesía sin canto.
Es un grave error cambiar esta unidad original entre canto y poesía con la más reciente y muy diferente, incluso opuesta tendencia de modelar la melodía sobre las entonaciones naturales que tienen las palabras en el lenguaje normal. En realidad es lo contrario; la poesía, en el sentido más amplio, lleva la melodía en conjunto con las palabras lejos del discurso hablado.”
Para ir concluyendo la presente visita a éste texto, señalaremos que posteriormente, el autor desarrolla, en base a múltiples registros musicológicos, los conceptos de logogenia, patogénico, y como equilibrio, melogénico:

“(…) A pesar de estas limitaciones, un hecho ha salvaguardado la posibilidad de desarrollo y perfeccionamiento: el primordial dualismo entre los dos distintos y opuestos estilos de canto.
Uno de los cuales, derivado de la cantilación (silabación entonada), fue logogénico o “nacido de la palabra”. Las melodías de este estilo fueron al principio de solo dos notas –que imponían un curso “plano” – y duraban por mucho tiempo en las repeticiones continuas de un escuálido motivo. La evolución fue “agregada”; un número creciente de notas se reunían en distancias fijas entorno al núcleo de las dos. Pero aún antes de que esta evolución progresara, salvajes en el más bajo grado de civilización desarrollaron la repetición si fin hasta en la simetría de las frases de respuesta, anticiparon la tónica, inventaron la secuencia, llevaron adelante el canto a más partes e incluso la imitación perfectamente canónica.
El otro estilo, generado de la pasión y del impulso motriz, fue patogénico. Sus melodías se movían por “cataratas” privadas de orden, que impusieron una línea descendente. La evolución fue divisiva: fueron delineadas las octavas, y después las quintas y cuartas, que en vez de un núcleo, formaron una sólida estructura.
Absolutamente superior, la forma melogénica surge de la mezcla y de la fusión de los dos estilos fundamentales; y este también fue un proceso inevitable, ya que los matrimonios mixtos, el comercio y la guerra neutralizaron el aislamiento de las tribus individuales y la omnipotencia de la tradición. Fue un estímulo a la comparación, y con la comparación, a la distinción de las características comunes y a aquellas divergentes, de aceptar o refutar. En este continuo reordenamiento, la intuición, el conocimiento y el método científico debieron equilibrar el poder negativo de la inercia y de la imitación.
Pero el proceso mental necesario para pasar de la reproducción mimética a la creación consiente, sobrepasa la capacidad de los primitivos. Se desarrolla definitivamente cuando, con la mezcla de las tribus, en alguna parte de Asia se halla el fenómeno de la llamada “gran civilización”. Gracias a la ciencia, que fue la conquista esencial de la civilización progresista, la música se convirtió en arte.”
Continuando con las reflexiones respecto a las discusiones sobre el origen de la música y las expresiones musicales en los pueblos primitivos, se citan aquí nuevamente a los apuntes de Jesús Bértoli para la materia:

TEORIAS SOBRE EL ORIGEN DE LA MUSICA

El origen de la música: Teorías más comunes, antiguas y actuales. Su relación con el mundo anímico del hombre.
Las noticias de pueblos sin música casi no existen y aún en esos casos, queda por ver si en realidad el informante no llegó a escuchar nada. De esto se infiere que la música es una práctica inherente al ser humano, de carácter universal y de todas las épocas; lo que nos lleva a preguntarnos como y porqué se originó.
Teorías del origen de la música: Desde la antigüedad, pensadores, filósofos y musicólogos han formulado teorías sobre este tema, basadas en leyendas o especulaciones.
Posteriormente, en el S. XVIII algunos de ellos, como los filósofos Rousseau y Herder, consideraban que la razón de su origen era de índole afectiva y ritual; pero justamente los ejemplos actualmente conocidos, indican que las expresiones más primitivas no expresan afectos.
A principios del siglo XX, Karl Bucher, puntualizó que los movimientos rítmicos y sincronizados del trabajo colectivo dieron origen a la música, pero hoy se sabe que en las civilizaciones bajas no existen trabajos colectivos, y menos aún ordenados rítmicamente. Darwin la consideraba como un elemento más del proceso de evolución, en el que era un elemento de la selección natural, un adorno como llamado amoroso (Al igual que en las aves).
Quienes abordaron el problema mas recientemente, parten de un punto de vista distinto que no se basa en especulaciones, sino en los datos de la etnomusicología.
En nuestro medio, Carlos Vega decía que provenía del ritmo de la danza, cuyo jadeo originaba el ritmo musical.
Otros autores como Combarieu y Curt Sachs, dicen que la música de los pueblos primitivos no es intelectual ni afectiva, sino que procede de la vida intuitiva, cuya manifestación es el “Pensamiento mágico”. Esto se debería a que el hombre, al verse rodeado de hechos cuya causa ignora (Nacimiento-muerte, lluvia-sequía, día-noche, etc.), se plantea el problema de qué o quién los produce, a través de un proceso intelectual no analítico. Así es que, frente al misterio de estos interrogantes, los atribuye a fuerzas sobrenaturales con las cuales hay que congraciarse, o a las que hay que ahuyentar. Una manera de hacerlo, es sonando o moviéndose como el fenómeno, lo que originaría ritos organizados que darían lugar a los sonidos organizados en la música, o a movimientos organizados en el caso de la danza.
A la teoría anterior, Curt Sachs le agrega el efecto fisiológico de la música. Este puede reducirse a dos Acciones básicas:
1-De incitación, relacionada con el ritmo, que aumenta el pulso y la motilidad.
2-De introspección, relacionada con la melodía, que tranquiliza.
Por el orden de aparición de los instrumentos, se cree que las expresiones más antiguas fueron las rítmicas.
Actualmente Schneider lo atribuye a los lenguajes tonales, es decir a aquellos en los que el significado depende no solamente de las palabras o de la estructura de la oración, sino también de su entonación. (Esto es válido por ejemplo para nuestro idioma, en el que la melodía de una frase le da distintos significados, interrogativos, afirmativos, negativos, etc.).


Desde una primera etapa, en la que en principio estarían indiferenciados los contenidos conceptuales y los musicales, posteriormente se habrían separado el lenguaje musical, y el lenguaje conceptual.


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