Mitos Griegos. Mitos relacionados a la música. La ópera inspirada en los mitos.

Mitos Griegos. 
Mitos relacionados a la música.
La ópera inspirada en los mitos.

Introducción a la Mitología Griega en Vídeo

A continuación desarrollaremos el contexto en el que se desarrolló la música en Grecia Antigua: en primer lugar, citando algunos personajes mitológicos, luego tomando la visión de Nietzche sobre los orígenes de la tragedia, y finalmente continuando con la aparición de la ópera en el período Barroco.

    Apolo (en griego: Ἀπόλλων, transl. Apóllōn, o Ἀπέλλων, transl. Apellōn) fue una de las divinidades principales de la mitología greco-romana, uno de los dioses olímpicos. Era hijo de Zeus y Leto, y hermano mellizo de Artemisa, poseía muchos atributos y funciones, y posiblemente después de Zeus fue el dios más influyente y venerado de todos los de la Antigüedad clásica.
   Era descrito como el dios de la divina distancia, que amenazaba o protegía desde lo alto de los cielos, siendo identificado con la luz de la verdad, tal es como se lo representaba con el sol. Era temido por los otros dioses y solamente su padre y su madre podían contenerlo. Era el dios de la muerte súbita, de las plagas y enfermedades, pero también el dios de la curación y de la protección contra las fuerzas malignas. Además, era el dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón, el iniciador de los jóvenes en el mundo de los adultos, estaba conectado a la naturaleza, a las hierbas y a los rebaños, y era protector de los pastores, marineros y arqueros.
   Los orígenes de su mito son oscuros, pero en el tiempo de Homero ya era de gran importancia, siendo uno de los más citados en la Ilíada.
   Hacía a los hombres conscientes de sus pecados y era el agente de su purificación; presidía las leyes de la religión y las constituciones de las ciudades.
   Era símbolo de inspiración profética y artística, siendo el patrono del más famoso oráculo de la Antigüedad, el oráculo de Delfos, y líder de las musas. Como jefe de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Su lira se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanes (Peán era su nieto, hijo de Asclepio).
   Aunque tuvo muchos amores, también fue infeliz en ese terreno, pero tuvo varios hijos. Fue representado innumerables veces desde la Antigüedad, generalmente como un hombre joven, desnudo y sin barba, en la plenitud de su vigor, a veces con un manto, un arco y un carcaj de flechas, o una lira, creada para él por Hermes, y con algunos de sus animales simbólicos como la serpiente, el cuervo o el grifo.
   Apolo fue identificado sincréticamente con un gran número de divinidades mayores y menores en sus diferentes lugares de culto, y sobrevivió secretamente a lo largo del florecimiento del cristianismo. Sin embargo, en la Edad Media Apolo fue identificado por los cristianos muchas veces con el Demonio, asociado con el poder profano, como es sabido el culto a otros dioses en la época cristiana era sinónimo de cumplir una condena en la hoguera.

   En la mitología clásica, Dioniso es el dios de la vendimia y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje importante de la mitología griega, como hijo del dios principal Zeus (Ζεύς en griego antiguo). Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias lo presentan como «extranjero».
   Fue también conocido por los romanos como Baco (del griego antiguo Βάκχος Bakkhos)​ y el frenesí que inducía, bakcheia. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino.​ La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación.​ Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.
   
   Orfeo es un personaje de la mitología griega. Según los relatos, cuando tocaba su lira, los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar sus almas. Así enamoró a la bella Eurídice y logró dormir al terrible Cerbero cuando bajó al inframundo a intentar resucitarla. Orfeo era de origen tracio.
   No hacen mención de Orfeo ni Homero ni Hesíodo, pero era conocido en la época de Ibico (ca. 530 a. C.), y Píndaro (522 — 442 a. C.) se refiere a él como «el padre de los cantos».
Desde el siglo VI a. C. en adelante fue considerado como uno de los principales poetas y músicos de la Antigüedad, el inventor de la cítara y quien añadió dos cuerdas a la lira: antes, la lira tenía siete cuerdas; la lira de Orfeo, nueve, en honor a las nueve musas.1 Con su música, Orfeo era capaz no sólo de calmar a las bestias salvajes, sino incluso de mover árboles y rocas y detener el curso de los ríos.
De acuerdo con la tradición más conocida, Eagro, rey de Tracia, y la musa Calíope fueron los progenitores de Orfeo. Calíope (‘la de la bella voz’) es la musa de la poesía épica y la elocuencia.
   Según otras fuentes, su padre no era Eagro, sino Apolo. Esto último es más coherente con la devoción de Orfeo por este dios, que es el dios de la música. Apolo fue una de las divinidades principales de la mitología greco-romana, uno de los dioses olímpicos. Era hijo de Zeus y Leto, y hermano mellizo de Artemisa, poseía muchos atributos y funciones, y posiblemente después de Zeus fue el dios más influyente y venerado de todos los de la Antigüedad clásica.
   La historia más conocida sobre Orfeo es la que se refiere a su esposa Eurídice, que a veces es conocida como Agriope. Algunas versiones cuentan de Eurídice que murió al ser mordida por una serpiente mientras huía de Aristeo; otras, que el hecho fatal ocurrió mientras paseaba con Orfeo.
   En las orillas del río Estrimón, Orfeo se lamentaba amargamente por la pérdida de Eurídice. Consternado, Orfeo tocó canciones tan tristes y cantó tan lastimeramente que todas las ninfas y todos los dioses lloraron y le aconsejaron que descendiera al inframundo (catábasis) en busca de su amada. Durante el camino en las profundidades del inframundo, Orfeo tuvo que sortear muchos peligros; empleando su música, hizo detenerse los tormentos del inframundo (por primera y única vez), y, llegado el momento, ablandó los corazones de Hades y Perséfone, que permitieron a Eurídice que volviera con Orfeo al mundo de los vivos, pero con la condición de que él caminase delante de ella y no mirase atrás hasta que hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a la mujer.
   A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la cabeza en todo el trayecto: ni siquiera se volvía para asegurarse de que Eurídice estuviera bien cuando pasaban junto a un demonio o corrían algún otro peligro. Orfeo y Eurídice llegaron finalmente a la superficie. Entonces, ya por la desesperación, Orfeo volvió la cabeza para ver a su amada; pero ella todavía no había sido completamente bañada por el sol, y aún tenía un pie en el camino del inframundo, así que se desvaneció en el aire, y esa vez para siempre.

   Dafne es el nombre de una ninfa protagonista de una desgraciada historia de amor con Apolo, huyendo de él.
En la mitología griega Dafne era una dríade (ninfa de los árboles), hija del dios río Ladón de Arcadia con Gea o del dios río Peneo de Tesalia con Creúsa, una ninfa de las aguas que además era sacerdotisa de Gea.
Dafne fue perseguida por Apolo, a quien Eros había disparado una flecha dorada para que se enamorase de ella, pues estaba celoso porque Apolo había bromeado sobre sus habilidades como arquero, y también afirmaba que el canto de éste le molestaba. Dafne huyó de Apolo porque Eros le había disparado a su vez una flecha con punta de plomo, que provocaba desprecio y desdén. Durante la persecución, Dafne imploró ayuda a su padre, el dios río Ladón, quien la transformó en laurel, árbol que desde ese momento se convirtió en sagrado para Apolo.


   El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (título original en alemán: Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik) es un libro escrito entre 1871 y 1872 por el filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzschelos.
   Los que figuran clásicamente como un pueblo feliz y sereno, necesitaron de la tragedia; su exuberancia y demasía de vitalidad parece ligada intrínsecamente a un pesimismo que en la tragedia se manifiesta como una búsqueda de lo terrible, búsqueda que coexiste con una tácita necesidad por lo horrible. De esta manera Nietzsche se pregunta: ¿por qué este arte griego? ¿por qué la tragedia? y ¿qué es el espíritu dionisíaco?

Origen musical de la tragedia

   Para Nietzsche, es a partir de la música que la tragedia se origina y se comprende realmente. Parafraseando a Schopenhauer en su idea de que la música es una afirmación de la vida, una expresión de un primitivo y universal afán de vida; el autor deja nacer el arte dramático a partir de los cantos rudimentarios en honor a Dioniso. El hombre griego, en su cortejo báquico, en su danza pagana, despierta y exacerba las fuerzas de la naturaleza y las somete al poder armonioso del coro.

   Durante la representación teatral griega, el canto del coro es el cogollo de la tragedia; es la suma de varios individuos fusionados en una sola voz, cantándole a la plenitud. Es a partir del coro que se desprenden enseguida los personajes célebres en la tragedia clásica (Esquilo, Sófocles, Eurípides): primeramente Dioniso, después los héroes y los dioses presentes en los poemas homéricos.

El pensamiento trágico

   Habiendo introducido esta concepción griega del teatro, Nietzsche entra en materia con una idea que él apreciará por el resto de su vida: el pensamiento trágico.

   Podríase concebir el alma trágica como una aceptación del mundo tal y como es en su manifestación inmediata y en su aspereza, sin promesas, ni esperanzas, de algún "más allá". El alma trágica es gozo pleno de los placeres terrestres, así como también aceptación de los males y las miserias: los dramas de la vida del individuo son vividos con humildad y estoicismo. De nada servirá buscar algún ideal, alguna condición de vida perfecta que se imponga como modelo; se tiene que acoger en su plenitud a la vida, como lo hace el animal.

   Nietzsche afirma que esta alma trágica salida de la tragedia se mantiene presente en las obras de los dos primeros poetas trágicos griegos, Esquilo y Sófocles, pero que irremediablemente se debilita con el posterior y tercero, Eurípides.

Desaparición del pensamiento trágico y advenimiento del nihilismo

   Para Nietzsche, es Eurípides el principal responsable de la muerte y desaparición de la filosofía trágica ya que es él quien rompe con el pesimismo, ese sentimiento que no era otra cosa más que el respeto hacia el estupor causado por los misterios y los sufrimientos del mundo. Con Eurípides surge el optimismo: una actitud ante el mundo que plantea de antemano un ideal, esta actitud se instalará de manera irreversible en el espíritu de los pueblos venideros. Efectivamente, la tragedia de Eurípides parece rechazar la participación del espectador en la escena y más bien, lo coloca en posición de crítico con respecto a lo que se desarrolla frente a sus ojos. El espectador se vuelve un "ilustrado", es decir, que los personajes de la tragedia le parecen simplemente emisarios de ideas que él podrá analizar y juzgar, en vez de simplemente apreciar en una tarea de contemplación puramente estética.

   Es precisamente en esta observación que el estudio de Nietzsche desborda del simple campo de la estética, ya que Eurípides es a la tragedia lo que Sócrates es a la filosofía: un revolucionario esparciendo ideas nuevas. Crítico de la realidad en su simple apariencia sensible y estética, Sócrates es el veneno para la filosofía. Él divulga un positivismo con sus ideas, que lo izan como padre del racionalismo.
   Las sociedades modernas son llanos herederos de Sócrates, pero también herederos de su discípulo, Platón (cuenta la leyenda que Platón quemó las tragedias que escribió en su juventud para poder ser discípulo de Sócrates: la relación con la dimensión dionisíaca permanecerá, sin embargo, ambigua en sus diálogos). Estas sociedades pierden el vínculo con la visión trágica del mundo, y buscan una verdad siempre asequible que parece esconderse más allá de la simple apariencia de las cosas, buscan un ideal, una moral. Dionisos adormece y Apolo ya no brilla más que para las "ideas", quimeras que nos desconectan de la vida. Es el advenimiento en los pueblos de lo que Nietzsche llamó nihilismo.

Dionisos y Apolo: dos fuerzas fundamentales

   La tesis principal del libro establece que el arte se asienta sobre dos nociones fundamentales que los griegos de la época arcaica y de la época clásica, es decir, los griegos previos a Sócrates, supieron mezclar con el más grande ingenio. Estas dos nociones corresponden a dos impulsos fundamentales de la naturaleza que son simbolizados por dos dioses griegos: Dionisos y Apolo.

Ópera

   La fábula de Orfeo (título original en italiano: La favola d'Orfeo) es una ópera compuesta por un prólogo y cinco actos con música de Claudio Monteverdi y libreto en italiano de Alessandro Striggio el Joven. Se trata de una de las primeras obras que se cataloga como ópera. Fue compuesta para los carnavales en Mantua. Fue estrenada en la Accademia degl'Invaghiti en Mantua en febrero de 1607 y el 24 de febrero del mismo año en el Teatro de la corte de Mantua. Fue publicada en Venecia en 1609. En el siglo XX fue reestrenada en una versión en concierto en París en 1904. En España se vio por primera vez el 23 de junio de 1955 en Barcelona, en el Jardí dels Tarongers de la Casa Bartomeu.
   Eurídice es una ópera pastoral que fue encargada al compositor Jacobo Peri (1561-1633) y al poeta Ottavio Rinuccini (1562-1621) con ocasión del enlace matrimonial entre Enrique IV de Francia y Maria de Medici, que tuvo lugar en Florencia en el año 1600.
Es considerada por algunos como la primera ópera cuya música ha sido conservada íntegramente (Dafne fue representada en Florencia en la temporada de 1597-98, pero sólo se han conservado el libreto y algunos fragmentos musicales), aunque otros colocan en su lugar a Rappresentatione di Anima e di Corpo de Emilio de’ Cavalieri, estrenada en Roma unos meses antes. Las divergencias surgen debido a que las características del nuevo género aún no estaban definidas.
   Dafne es una ópera con música de Jacopo Peri y libreto en italiano de Ottavio Rinuccini. Está considerada la primera ópera de la historia, pero desafortunadamente no ha llegado completa hasta hoy. Sólo se conserva el libreto, actualmente en la New York Public Library, y algunos fragmentos de la música. Aunque hay dudas acerca de la fecha exacta de su estreno, la opinión mayoritaria es que tuvo lugar en 1598, en el Palacio Corsi, durante la celebración de los carnavales de Florencia. Al parecer, Peri trabajó en ella entre 1594 y 1597.


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