Sobre la música en la antigüedad, lectura y observaciones sobre el primer capítulo de ‘La Música en la Edad Media’ de Gustave Reese.
Sobre la música en la antigüedad,
lectura y observaciones sobre
el primer
capítulo de
‘La Música en la Edad Media’
de Gustave Reese.
En el presente
post intentaremos realizar a modo de síntesis, un repaso de la música en la
antigüedad, de la mano del texto de Reese. Sobre el citado texto, señalaremos
algunos puntos y comentaremos para hacer hincapié en asuntos que nos resultan
de importancia en relación al resto de la materia. En un siguiente post,
haremos el mismo tipo de trabajo pero sobre el capítulo dedicado a Grecia y
Roma.
Lo remarcable del
trabajo de Gustave Reese en ‘La Música en la Edad Media’, razón por la que lo invitamos
a nuestra bibliografía complementaria, es que recorre por completo el camino
previo a su material de interés, ubicado en la época medieval. Y así no
solamente repasa y sintetiza los elementos más remarcables de la música antigua,
sino que a su vez prepara al lector a relacionar y reflexionar sobre la
continuidad de la evolución musical observada en el medioevo, ya sea por innovación
o por oposición con la música del pasado.
Nuestros
señalamientos serán marcados con colores, cambios llamativos en la tipografía y
textos incrustados con aclaraciones de que realizamos un comentario.
‘La Música en la Edad Media’ de Gustave Reese
(Ed. Alianza Editorial, colección Alianza Musical, Madrid, 1989.)
Capítulo 1
Sudoeste asiático y Egipto
<<Hacia la medianoche escuché un alegre griterío. Pregunté de qué
se trataba. ''Ejercicios vocales'', me respondieron.>>
Este pasaje,
tomado de una carta escrita por Séneca ( c. 4 a. C.-65 d. C.), posee una
extraña resonancia de carácter intemporal. La mayoría de nosotros ha
experimentado episodios parecidos. Sin embargo, el que las piezas del
repertorio de este cantor, si pudiésemos recuperarlas, también sonasen
contemporáneas a las nuestras, es un asunto discutible.
Spengler nos
ha hecho creer que la expresión artística de la música de los antiguos es
demasiado extraña, espiritualmente hablando, para que la comprendamos. Una
similitud entre el conjunto de materiales sonoros de un pueblo y el de otro ha
dado pie a la fijación de algunos límites comunes relativos a la extensión y la
intensidad del sonido que ambos son capaces de percibir. Pero, por sí sola,
esta similitud no bastará para permitir que uno de los pueblos comprenda el
impulso fundamental, emocional e intelectual que genera la expresión externa
del otro. Para que ello ocurra, los 2 pueblos deben poseer, en un amplio
sentido, una cultura común. Si bien el material técnico de una cultura puede
sobrevivir en otra, cada nuevo ciclo que no siempre surge a la vida de manera
inesperada inviste con un nuevo significado cualquier material que se apropie. Según
las palabras de Spengler :
Es posible que
la columna dórica, como trabajo o hechura, se tomase de los templos egipcios
del Imperio Nuevo, o que la construcción de cúpulas de la Roma tardía, de los
etruscos, o que los patios florentinos, de los moros del norte de África. A
pesar de ello, el períptero dórico, el Panteón y el palacio Farnesio pertenecen
a mundos totalmente diferentes: ellos favorecen la expresión artística del
símbolo primigenio en tres culturas diferentes.
Por
consiguiente, según Spengler, la supervivencia de un mero medio técnico no denota una
relación causal entre el verdadero fundamento de una cultura y el de otra,
opinión que sirve de apoyo a su tesis principal en la que se dice que cada
cultura tiene su propia duración vital : juventud, madurez, decadencia
. Sin embargo, la ruptura completa que Spengler quisiera que aceptásemos entre,
por ejemplo, la verdadera esencia de la cultura de los griegos, o <<
apolínea >> , y la de sus sucesores, la << mágica>> -a la que
atribuye el canto gregoriano-, no es, en absoluto, universalmente reconocida.
El título de obra de Vivell : ‘’Direkte Entwicklung des romischen
Kirchengesanges aus der Vorchristlichen Musik’’ indica la actitud de un
investigador. Este libro, sin duda alguna, apareció antes de la gran obra de
Spengler. Sin embargo, la publicación de esta última no evitó el que otro
investigador, en notas posteriores sobre la música premedieval, sostuviese que
<< no existen barreras entre la
Antigüedad y la Edad Media; esta última no es sino... una adaptación
progresiva, étnica y regional de la primera>> .
En efecto, hay todo un corpus de materiales
técnicos en la música medieval que los músicos de esta era creían que se
derivaba de la antigua Grecia. Sin embargo, incluso cuando había una semejanza
externa, más o menos, entre las formas antiguas y las medievales en parte de
estos materiales, los significados que a los mismos le dieron los antiguos y los
músicos posteriores parece ser que eran bastante distintos, hecho que tiende a
apoyar la teoría de Spengler . De todas formas, una breve exposición de la
música de la Antigüedad y de su entorno puede proporcionar - nosotros, en realidad,
creemos que sí- una introducción útil a
la música de la Edad Media. Por lo menos arrojará un poco de luz sobre el hecho
que motivó a los músicos medievales a llevar a cabo ciertos experimentos, a
pesar de que no siempre consiguieran sus finalidades. Además, aunque parte del material de la Antigüedad
estaba destinado a ser interpretado erróneamente en los períodos consecutivos,
su influencia sobrevivió. Esta equivocación hizo que el pensamiento musical
asumiera ciertas formas que muy probablemente jamás hubiese aceptado si los
detalles en particular que fueron entendidos erróneamente no hubieran existido;
y, además, estas formas tuvieron cierto grado de importancia a la hora de
determinar el desarrollo de la música medieval. Las supervivencias, sí se les
presta algo de atención, ayudan en cierto grado a delimitar la dirección tomada
por un nuevo desarrollo. Y una interpretación equivocada de las mismas muy bien
puede resultar mucho más fructífera que su correcta comprensión.
------ Aquí haremos la primera interrupción
del texto original de Reese. En negrita y color hemos señalado en el texto
precedente 3 fragmentos, donde se señala que en la Edad Media se consideraba
estar manteniendo un conocimiento antiguo, derivado de Grecia, aunque sin
saberlo, mal interpretado. Es interesante señalar esto, porque los medievales
no eran conscientes de tal error. De hecho, la teoría de Spengler señalada, sugiere
que la continuidad de medios técnicos entre la antigüedad y el medioevo no se
explican como una simple relación de causa y efecto, sino que la nueva época
hace algo nuevo y diferente con los medios viejos.------
Los corpus más
tempranos de música de los que tenemos algunos ejemplos anotados en su misma
época pertenecen a los griegos y a los sumerios, incluso más antiguos; es muy
probable que en la tradición oral se hayan conservado también algunas piezas de
los antiguos hebreos. De otros pueblos de una antigüedad similar o mayor, de
los que no contamos con ejemplos anotados, tenemos instrumentos o
reproducciones de éstos en relieves, etc., y de los mismos se pueden hacer unas
cuantas deducciones, aunque no muy satisfactorias, sobre su música. Por consiguiente,
resulta interesante, e incluso sorprendente aunque no muy informativo, el saber
que una flauta neolítica de hueso descubierta en Suiza nos proporciona pruebas
de que nuestros antepasados, en algún momento entre el 7000 y el 2500 a. C.,
sabían usar, de alguna manera , un instrumento de viento con tres agujeros. En
Charente, Francia, se ha descubierto lo que puede ser una flauta fechable unos 25
.000 años antes, en un asiento magdaleniense. Otros especímenes identificados
de modo definitivo como flautas aparecieron en excavaciones llevadas a cabo en
Francia en 1925, y se dice que son de origen magdaleniense. Saltando entre
milenios , y no entre siglos , descubrimos diversas flautas de hueso de hace
unos 6.000 años, halladas en Tepe Gawra , en el norte de Iraq, y un mayor acopio
de instrumentos, así como de una auténtica pieza musical, encontrados en
Mesopotamia , la tierra gobernada, en un comienzo, hacía el 3000 a. C., por los
sumeríos, y, desde el 2000 a. C., más o menos, hasta el 538 a. C.,
principalmente por sus sucesores, los babilonios y los asirios. Los sumerios
contaban con un número considerable de instrumentos.
En este libro
emplearemos la clasificación de instrumentos de Hornbostel y Sachs (presentada
por vez primera en HornS ). Los instrumentos de los que ·nos ocuparemos se
dividen en cuatro grandes grupos : idiófonos, i.e., aquellos cuyo material es
capaz de vibrar sin ninguna tensión especial; membranófonos o vibradores de
parches ; cordófonos o vibradores de cuerdas, y aerófonos o vibradores de aire.
Entre los idiófonos sumerios se incluyen palillos o varillas y matracas; entre
estos últimos se halla el tipo conocido como sistrum, del cual hay pruebas de
su existencia en la parte temprana del tercer milenio a. C., es decir , antes
de la fecha en que, en la actualidad , se sabe que apareció en Egipto, en
donde, bajo una forma en parte diferente, llegó a ser muy popular ( véase la
ilustración del grabado II, en la que aparece una reproducción de un ejemplo
egipcio); parece ser que las campanas y los platillos no se escucharon en esta región
hasta mucho tiempo después ; se ha sugerido que una mención de un instrumento
de cobre templado, que aparece en una tablilla de c. 1500 a. C., se refiere a
las primeras, mientras los segundos se contemplan en relieves asirios del siglo
VII a. C.
------------ Segunda interrupción: es solamente para señalar la importancia de utilizar una clasificación abierta y general como la de Hornbostel & Sachs para los instrumentos musicales, material que hemos visto en la primer parte de la materia y que forma parte de un corpus obligado de conocimiento en materia de musicología.----------
------------ Segunda interrupción: es solamente para señalar la importancia de utilizar una clasificación abierta y general como la de Hornbostel & Sachs para los instrumentos musicales, material que hemos visto en la primer parte de la materia y que forma parte de un corpus obligado de conocimiento en materia de musicología.----------
La flauta vertical es uno de los diversos aerófonos que tocaban los sumerios, así como la trompa de madera.
Entre los
cordófonos usados en la Mesopotamia temprana se hallan el arpa, el laúd y la
cítara, que representa a la familia de las liras. Antes de los griegos no
contamos con pruebas tangibles de la lira propiamente dicha 7 (a partir de este
momento la llamaremos lyra, y usaremos el término lira con carácter genérico;
las citas, desde luego, quedan sujetas a excepciones). Galpin, quien ha llevado
a cabo la investigación más completa de la música de los sumerios, considera
que el arpa era su instrumento más característico. La conocida << arpa sumeria de Ur>> (ciudad de la que
procedía Abrahán), espécimen restaurado fechable c. 2700 a. C .. - y conservado
en el Museo Británico, tiene 11 cuerdas; se han descubierto otros ejemplos
con nada menos que 15. Las arpas sumerias más antiguas tenían forma de arco y
sus cuerdas se tocaban perpendiculares al cuerpo; las que favorecieron en
especial los asirios eran rectas y sus cuerdas se punteaban de manera vertical.
Ambas, igual que todos los tipos parecidos asiáticos, no contaban con columna
delantera. Resulta interesante observar que el número de cuerdas de un
instrumento puede que no siempre quedase determinado por razones musicales
específicas. Por consiguiente, Sachs ha señalado, en relación a un jarrón
babilónico en el que se ven dos arpas con 5 y 8 cuerdas, respectivamente, que
estos números se consideraban como especialmente significativos : el primero
servía para evitar el sufrimiento; el segundo tenía un carácter sagrado, y que
ambos estaban destinados a representar determinados papeles en Europa hasta bien
entrada la Edad Media. Las cítaras de los sumerios tenían una estructura muy
desarrollada, sin embargo, no eran tan características de este pueblo como de
sus vecinos semitas, de los que probablemente se tomó el modelo, en una etapa
menos avanzada. El laúd primitivo aparece en Mesopotamia en una fecha temprana
del segundo milenio a. C.: en una placa de 1900 a. C., más o menos (es decir,
durante la dominación babilónica), se ve un laúd con dos cuerdas, por lo visto
el número corriente de las mismas ; el laúd aparece en Egipto hacia el siglo xv
a. C. La presencia del salterio en el Sudoeste asiático hacia el siglo 1x a. C.
11 siglos después de conocerse su existencia en China se ve confirmada por una
talla del mismo en una parte de una caja de marfil fenicia hallada en
Mesopotamia.
Hasta nosotros ha llegado un auténtico
himno sumerio sobre la creación del hombre, tanto su letra como su música, y
constituye el ejemplo más antiguo conocido de notación musical. Se conserva
en una tabla, fechable hacia el 800 a. C., más o menos; sin embargo, es
evidente que la pieza es más antigua. Se ha intentado descifrar su notación, en
la que se emplean signos cuneiformes, aunque Sachs ha llegado a la conclusión,
tras 16 años de estudio, de que ninguno de los símbolos que forman la notación
representa una sola nota, sino una breve pauta melódica cuya naturaleza nos es
desconocida y que, por consiguiente, la notación es definitivamente
indescifrable. Galpin sitúa la época clásica del arte sumerio dentro del
período comprendido entre el 2500 y el 1500 a. C.; hacia el 500 a. C. tuvo
lugar una especie de renacimiento bajo los imperios asirio y babilónico.
Las artes
plásticas de los iraníes e hititas proporcionan pruebas de un conjunto de
instrumentos muy parecido al de los babilonios. Sin embargo, a pesar de la
riqueza del mismo, no se han descubierto vestigios de instrumentos tocados con
arcos entre las reliquias de estos y otros pueblos antiguos.
La impresión
total producida por los restos musicales del antiguo Sudoeste asiático nos hace
evocar con tanta claridad lo que sabemos sobre la antigua música china, que se
ha propuesto la existencia de una influencia de la misma, o de una cultura
madre común a China y al sudoeste, aunque surgida más cerca del Asia central.
La <<
orquesta>> egipcia terminó por parecerse a la asiática. Si bien sabemos que
durante la cuarta dinastía (tercer milenio a. C.), por las reproducciones que
tenemos de sus instrumentos, éstos no parecen haber sido capaces de producir
una gran sonoridad y debieron de crear una música más bien suave y tranquila,
por lo visto hubo un giro hacia el uso de instrumentos más ruidosos, c.
1700-1500 a. C., lo que demuestra, según algunas autoridades, el influjo de la
cultura asiática. Parece ser que esta infiltración se vio acompañada por
cambios en la categoría social de los músicos. Bajo el Imperio Antiguo, las clases
superiores practicaban este arte ; bajo el Nuevo, el mismo se vio relacionado
principalmente con profesionales que no procedían de grandes familias. Sin duda
alguna, los conservadores pertenecientes a las clases altas de la nueva época,
al darse cuenta de que tanto entonces como ahora la música ruidosa tenía una
mayor aceptación que la música suave, y sintiendo quizá una cierta inclinación
nacionalista, se retiraron a sus torres de marfil y prolongaron de manera
artificial la vida de la antigua música egipcia en el templo y en las escuelas
, y dejaron que las novedades extranjeras cayesen en manos la explicación de
las aparentes contradicciones que existen entre diversos relatos, como el de
Platón cuando dice que sólo la <<buena música>> --designada como
tal por los sacerdotes se enseñaba a los jóvenes egipcios, y la afirmación de
Diodoros el Siciliano (sin duda alguna, bastante tiempo después) de que no era
costumbre de los egipcios el estudiar música, ya que, en realidad, estaban
convencidos no sólo de su inutilidad sino de su dañino efecto afeminador. Entre
los instrumentos creados o adoptados por los egipcios se incluyen lyras (durante
el período helenístico), cítaras, laúdes, arpas, diversos tipos de flautas,
clarinetes y oboes, castañuelas, címbalos, campanas, tambores y matracas,
incluidos los sistra. Parece ser que los intentos que se hicieron para
construir trompetas no fueron muy provechosos. (Plutarco, a principios de la
Era Cristiana, en su Sobre Isis y Osiris, decía que el sonido de las trompetas
egipcias era igual al rebuzno de un asno). Se ha deducido, en especial gracias
a los instrumentos de viento (de los cuales se conservan unos 50 en museos de
Bruselas, Berlín, Florencia, Leyden, Londres, París, Turín, etc .), que la
antigua música original de Egipto probablemente no contaba con semitonos, si
bien en algunos de los instrumentos importados de Asia se usaban intervalos
pequeños, incluidos los de cuarto de tono. La multiplicidad de escalas posibles
gracias a la introducción de intervalos pequeños, y la sencillez de
construcción de los oboes, etc., quizá hayan hecho que fuese necesaria la
creación de diferentes instrumentos para usarlos con las series de tonos de
distinta construcción interválica.
Resulta
interesante observar que entre los instrumentos hay flautas dobles (los
sumerios también contaban con ellas), y que uno de los tubos parece ser que
servía para sostener una especie de bordón mientras en el otro se tocaba la
melodía. Los intervalos armónicos resultantes (los cuales no deben tomarse como
creadores de << armonía>>, según el sentido que le damos a esta
palabra) parece ser que no fueron únicos. Sachs, mediante el estudio de
relieves egipcios y asirios, etc., en los que aparecen tocadores por separado
tañendo dos cuerdas de un arpa a un mismo tiempo, o en los que se ven diversos
instrumentistas tocando simultáneamente cuerdas diferentes de arpas de
construcción similar, ha probado de manera bastante fehaciente el uso ocasional
de quintas, cuartas, octavas y unísonos.
Con una historia
cultural de unos cuatro mil años a sus espaldas, Egipto vio disfrutar a su música de lo que, en realidad, sería un
último fulgor de brillantez durante el reinado de Amasis II (570-526 a. C).
Sin embargo, su influencia no desapareció. Hacia
esta época, la música griega se inspiró en ella, de igual forma que lo
había hecho mucho tiempo antes la de Israel. Las << orquestas>> de
los templos egipcios y la del de Jerusalén tenían rasgos comunes. El nevel (arpa)
judío, así como su kinnor (cítara) se usaban en todas las ceremonias religiosas
públicas. Además, los hebreos contaban con el shofar (el cuerno del morueco
usado para dar señales, el menos musical de los instrumentos judíos, aunque el
único que sobrevivió en los usos rituales), la trompeta hasosra ( que aparece
tallada en el arco de Tito), el uggav ( cierta clase de aerófono), el halil (la
flauta doble), el tof (un tambor pequeño), el selsele (platillos ), y el
paamonim (campanillas cosidas a las faldas del sumo sacerdote). Estas últimas
fueron, sin duda alguna, imitaciones de las campanas de bronce empleadas en las
vestimentas sacerdotales en Egipto; además, la mayoría de los demás
instrumentos contaban también con sus arquetipos egipcios. En I Cronistas XXV
se nos da cierta idea del coro y la orquesta que interpretaban música en el
primer templo, bajo el gobierno del rey David. La música vocal, destinada a
sobrevivir a la instrumental la cual desapareció tras la destrucción del
segundo templo (70 d. C) invistió a los salmos con versiones tonales que se hallan
entre las más importantes antepasadas del canto cristiano.
-------- Esta interrupción del texto se realiza para señalar que a continuación se tratan temas de la música hebrea que influirán sobre el canto de los primeros cristianos, para luego continuar en el medioevo. Es decir, atender a estos asuntos porque se relacionan directamente con el próximo tema a tratar, además de como señalábamos en el fundamento de la selección de éste texto, ayuda a comprender la continuidad de elementos de las culturas antiguas en la cultura occidental durante el medioevo.--------------------------
-------- Esta interrupción del texto se realiza para señalar que a continuación se tratan temas de la música hebrea que influirán sobre el canto de los primeros cristianos, para luego continuar en el medioevo. Es decir, atender a estos asuntos porque se relacionan directamente con el próximo tema a tratar, además de como señalábamos en el fundamento de la selección de éste texto, ayuda a comprender la continuidad de elementos de las culturas antiguas en la cultura occidental durante el medioevo.--------------------------
Las antiguas melodías vocales de los judíos
no eran iguales a las de la mayoría de las canciones actuales de sinagogas
usadas en Europa y América, las cuales, casi en su totalidad, son de origen
moderno (en efecto, una gran proporción de las mismas surgió a principios del
siglo xix), y se vieron muy influidas por la música de las naciones donde se
asentaron las comunidades judías. Sin
embargo, parece ser que algunas piezas de la música antigua sobreviven, a pesar
de que los judíos de entonces no contaban ni con notación ni, según nuestros
conocimientos, con tratados sobre teoría musical. Durante su
interpretación, los cantores hebreos, al igual que los egipcios (véase grabado
I ), puede que diesen y recibiesen recordatorios bajo la forma de <<
señales de mano>> (quironomía). Por lo menos sabemos, gracias al Talmud,
que los cantores hebreos usaban los movimientos de los dedos al principio de la
Era Cristiana. Por esta misma época, los judíos adoptaron también señales de
cantilación similares a los acentos de los griegos, posiblemente tomadas de
éstos. La mayoría de estos símbolos escritos se ajustaba a las curvas de los
gestos de la mano. Sin embargo estas señales, bien fuesen digitales o gráficas,
eran meros recordatorios de melodías ya conocidas. Representaban los ascensos,
los descensos, etc.; las señales manuales fueron, sin duda alguna, un medio efectivo
de dirigir una música no sometida a la métrica. (En la actualidad se usa todavía el método quironómico en la dirección
del canto llano). Sin embargo, ningún tipo de señal podía indicar alturas
del sonido definitivas ni intervalos de esta misma categoría y, por
consiguiente, no podía dar por sí mismo la idea precisa de una melodía a un
principiante. Por ello, los judíos tuvieron que confiar casi en su totalidad en
la tradición oral a la hora de transmitir su música (parece ser que hasta el
siglo XVI no se intentó escribirla con precisión, con la excepción de un
esfuerzo esporádico realizado a finales del siglo XII o en el XIII 18) ; sin
embargo, parece ser que esta tradición ha bastado para conservar algunos de los
elementos fundamentales del antiguo canto hebreo hasta nuestro tiempo.
Estos
elementos son muy evidentes en la cantilación del Pentateuco y de Profetas, tal
como se practica en la actualidad en la Europa nordoriental y en comunidades
aisladas del cercano Oriente. Idelsohn ha probado la existencia de un acuerdo
esencial sobre las melodías entonadas con fragmentos particulares de la Biblia
por ciertas comunidades judías muy esparcidas por el mundo, y entre las que no
ha habido contactos durante muchos siglos. Así, los judíos del Yemen, en la
Arabia meridional, quienes vivieron prácticamente en reclusión durante 1.300
años; los de Babilonia, donde se conserva <<el asentamiento judío más
antiguo, fechable en la época de la destrucción del primer templo, asentamiento
que nunca dejó de existir, a pesar de los cambios de las condiciones>>; los
de Persia, <<casi tan antiguos como los de la comunidad
babilónica>>; los de Siria, del norte de África, etc., todos cuentan, en
la práctica, con los mismos motivos a la hora de entonar el Pentateuco, y con
otros comunes también para diversos cometidos. Motivos similares para acompañar
a la lectura de esta parte de la Biblia se han descubierto entre los judíos de
Alemania, Polonia y Rusia; en realidad se ha sugerido que la cantilación, usada
en la Europa nordoriental de la Biblia es la más antigua y pura de todas.
Además de la
canción hablada o entonación de los textos bíblicos, la parte musical de la liturgia
hebrea comprende verdaderas canciones aplicadas a textos que a veces proceden
de la Biblia. En la música de esta segunda categoría se emplean las agilidades
vocales extremadamente elaboradas, aunque a menudo cargadas de expresión, que,
cantadas en la mayoría de las sinagogas europeas y americanas en la actualidad,
se consideran popularmente como características del canto hebreo, aunque parece
ser que se originaron y extendieron a partir de la Europa oriental.
El método comparativo usado por Idelsohn
prueba que el ritmo del canto antiguo era más bien libre que métrico.
También demuestra el uso de ciertos modos definidos. En lo tocante a este
aspecto, citamos la definición completa dada por Idelsohn de <<modo>>:
UN MODO ... está compuesto por cierto número de MOTIVOS (i.e., breves
figuras musicales o grupos de notas) dentro de una escala determinada. Los
motivos poseen funciones diferentes. Hay motivos iniciales y concluyentes, y
otros de carácter conjuntivo o disyuntivo. El compositor, en sus creaciones,
trabaja con el material de estos motivos folklóricos tradicionales dentro de un
cierto modo. Su composición no es otra cosa que el arreglo y combinación
propios de este número limitado de motivos. Su <<libertad» de creación
consiste, además, en los embellecimientos y modulaciones de un modo a otro.
En diversas
ocasiones volveremos a las opiniones expresadas en esta definición.
Los judíos contaban y aún cuentan con
motivos 'modales especiales no sólo para el Pentateuco y Profetas, sino también
para los salmos, las plegarias (se usaban modos diferentes para oraciones de
clases distintas), etc. Por consiguiente, son las fórmulas melódicas y no las
melodías fijas las que caracterizan al canto hebreo. (Desde luego, no
tomamos en consideración las versiones modernas de los textos litúrgicos.) Este
hecho tiene un interés más que fugaz. Queda claro que hemos ilustrado, en
líneas generales, en estas páginas una etapa temprana del desarrollo del arte
de la composición, etapa en la que al texto se le proporcionaba una melodía de
repertorio la cual no era tan definida como para no permitir su adaptación a
letras con números variables de sílabas, en vez de una melodía fija compuesta
especialmente para él.
Las tres formas antiguas usadas para
entonar los salmos comprendían un cierto número de características destinadas a
ejercer una influencia sobre el canto gregoriano. En una, el cantor principal
entonaba la primera parte del versículo, parte que repetían los feligreses;
luego el cantor hacía lo mismo con la primera mitad de cada versículo sucesivo,
y <<la grey siempre repetía la misma primera parte, la que así se
convertía en un estribillo a lo largo de toda la · canción>>. En otra
forma, <<el cantor principal cantaba de una vez la mitad de un versículo,
y los feligreses repetían lo que él había cantado en último lugar>>. La
tercera tenía carácter de respuesta, <<i.e., el cantor entonaba el primer
versículo completo, después la grey le respondía con el segundo versículo de la
estrofa>>. Los estribillos usados con la primera forma estaban compuestos
o por una sola palabra como amén, aleluya, etc. (pero no Selah, que
posiblemente era una indicación de que debía tocarse un intermedio
instrumental}- o por una frase, como la mitad recurrente del versículo del
salmo CXXXVI (numeración tomada de la traducción de la Biblia del rey Jacobo I
de Inglaterra): <<Pues su merced siempre perdura>>. A los hebreos
les gustaba mucho el paralelismo; la segunda forma sirve para ilustrar la clase
más sencilla del mismo. Los salmos poseen una gran riqueza en usos más complicados
y muy poéticos de este rasgo, como en el versículo:
Púrgame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y seré más blanco que la
nieve.
--------- Para concluír,
resaltamos que a continuación el texto de Reese se introduce en las culturas
musicales de Grecia y Roma, tema que será tocado en un próximo post.------------
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